
Una vez doña Juana emergió de su pueblo, en las profundidades de la laguna y fue a visitar al párroco de la población para pedirle permiso de llevarse su laguna para otro pueblo, por consiguiente esto causaría una inundación y erradicación de el corregimiento de Laguna de Ortices, a lo cual el padre le respondió:
- cuando pueda pasar por el ojo de una aguja, podrá marcharse con la laguna de estas tierras.
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